sábado, 17 de julio de 2010

RELATO INÉDITO - ÚLTIMAS ESCENAS EN BARCELONA ( 1ª PARTE)

Se plantó frente al recepcionista y le mostró su enfado.

- Oiga, en las sábanas de mi cama hay sangre.
- ¿Cómo dice? – dijo el recepcionista levantando, únicamente, su ceja izquierda.
- Digo que las sábanas de mi cama están manchadas de sangre.

No es que hubieran degollado a nadie, tan solo eran unos pocos goterones.

- ¿Suya?
- No. Ya estaban ensangrentadas cuando yo he llegado.
- Entonces ¿de quién es la sangre?
- ¿Cómo quiere que yo lo sepa?... Yo acabo de llegar. Ustedes me han dado esa habitación. He desecho la maleta, me he aseado un poco con la intención de irme a dormir y cuando he apartado la colcha he visto que las sábanas estaban manchadas de sangre. Eso es todo.
- Inmediatamente enviaré a alguien para que se las cambié.
- Muy bien… ¿sabe si hay algún sitio donde pueda cenar algo mientras tanto?
- Sí señor, solo tiene que salir y cruzar la calle. Allí encontrará un restaurante mejicano.
- ¿Mejicano?
- Sí.
- La comida mejicana es demasiado fuerte para estas horas… ¿Sabe usted si esa gente sería tan amable de prepararme una tortilla francesa con jamón o queso?
- Seguro que sí, pero eso se lo tendrá que preguntar a ellos.
- Tiene razón… Gracias por la información.
- Enseguida mandaré a la chica para que le cambie las sábanas.
- Muy bien.

Salió del hotel y cruzó la calle hasta el restaurante mejicano…
Él era el actor principal de una película que se estaba rodando en los alrededores de Teruel. No era una película con un gran presupuesto pero, que demonios, el guión era bueno y él era el protagonista. Dado que en Teruel el tiempo había cambiado y que la lluvia no cesaba, el director ordenó al equipo trasladarse a Barcelona para rodar lo que sería el final del film. Aunque era el protagonista, él no participaba en esas escenas, pero igualmente viajó con los demás hasta La Ciudad Condal. Los de producción apenas tuvieron tiempo de conseguir habitaciones para los actores y técnicos. Y debido a lo precipitado de las circunstancias a él le hospedaron en ese viejo hotel de tercera categoría. No dijo nada y aceptó con resignación la situación.
...Entró en el restaurante mejicano que estaba decorado con toda la parafernalia típica del país y se sentó a la vera de una mesa que estaba situada junto a la ventana. El restaurante estaba vacío, a excepción de un par de clientes que estaban junto a la barra hablando con el camarero. Después de llevar un buen rato esperando a que alguien se acercase a su mesa para mostrarle la carta, decidió levantarse y llegarse él mismo hasta la barra para hacer su pedido. El camarero tenía un ojo de cristal y una cicatriz que atravesaba su rostro. Un tipo duro que con su aspecto era capaz de atemorizar a cualquiera. Aguardó junto a la barra a que el camarero terminase de hablar con los otros dos.

- …Vosotros deberíais saberlo mejor que nadie. La nanotecnología es el futuro de la medicina. Ya se han beneficiado la microbiología, la inmunología, la fisiología, en fin casi todas las ramas de la medicina… – dijo el camarero, sin rastro de acento mejicano en el tono de su voz.

De pronto dejó hablar y miró hacía donde él estaba.

- ¿Qué quiere usted?
- Me preguntaba si sería tan amable de prepararme una tortilla francesa con queso…

Después de cenar regresó al hotel…

Continuará


® pepe pereza

2 comentarios:

Dylan Forrester dijo...

Una prosa digerible y degustable, por cierto. Espero el desenlace. Persevera.

Saludos...

Mercedes Pinto dijo...

Ya está, ya me he enganchado a otro de tus relatos. Ahora tendré que volver cada día para comprobar si has puesto otra entrega.
Un abrazo.