El oficio más viejo del mundo es el más criticado: despreciable e inmoral, tal y como gritan las voces más conservadoras. No voy a entrar en el dilema de los trabajos indignos pues existe mucha hipocresía con respecto a eso que llaman “empleo decente” y luego es pura mierda (por ejemplo, el “agotador” oficio del político), pero si quiero indagar un poco en el papel de la prostituta, que a mi modo de ver, es una mujer valiente que se obliga a utilizar lo que tiene, su cuerpo, para poder sacar adelante unos estudios, llenar una nevera, pagar facturas, ayudar a padres y hermanos que están en el extranjero. ¿Por qué apartar la mirada de una realidad tan aparente? La sociedad, que se da aires de “modernidad” y “progreso”, permanece puritana: el deseo sexual es algo inherente en el ser humano, y como necesidad que es, se tiene que satisfacer, sea con la pareja, con los amantes de turno, o con estas profesionales del sexo que ejercen su trabajo honradamente, como cualquier persona de clase obrera. Vamos a desprendernos de la idea cerrada de puta, esto es, como un trozo de carne que se vende por unos miserables billetes para un rato de placer, o como la de un ser depravado que convierte en sucia perversión eso que llaman “la unión más elevada entre dos personas que se aman y cuyo fin es la procreación” (siempre topamos con la Iglesia, a ver cuando se enteran de que, como dice el dicho, “la jodienda no tiene enmienda”). La dimensión humana de la puta como mujer, como madre, como amante, como superviviente, es la que describe Pepe Pereza en este impactante libro de relatos dónde también podremos encontrar al hombre como el otro protagonista, el causante, por su poderoso deseo masculino, de que estas féminas tengan que hacer este sacrificio tan duro de comerciar con la carne. El autor narra con precisión la otra cara de la moneda: la puta como mujer, describiendo las cosas tal y como son, sin artificios. Gracias a las emotivas, sensuales e increíbles historias de Pepe Pereza, abrimos el corazón – no las piernas – de estas singulares amazonas, mostrándonos seres entrañables, orgullosos, débiles, apasionados, tan de carne y hueso como todos, que lloran, que ríen, que se enfrentan a los dilemas de la vida, a su destino. Fuera prejuicios: antes que putas, SON MUJERES. Y merecen el mayor respeto del mundo. Antes de escandalizarse con verlas pasear calle arriba o calle abajo, que se metan en la piel de la puta, que indaguen lo que hay detrás de la misma: habrá una familia, unas aspiraciones, unos hijos, un novio o marido en paro, etc. Hay un ser humano auténtico bajo esa fachada - su provocativo “traje” de faenar -, hay una persona con sentimientos que hace de la necesidad del follar del hombre un medio de vida. Y ahí radica el encanto de “Putas”, de Pepe Pereza: no cae en tópicos y demuestra una sensibilidad única con respecto a estas señoras.
Y ahora, os invito a que empecéis a leer este libro tan, tan intenso. Qué disfrutéis de su lectura.
ANA PATRICIA MOYA
(Octubre del 2009)
Y ahora, os invito a que empecéis a leer este libro tan, tan intenso. Qué disfrutéis de su lectura.
ANA PATRICIA MOYA
(Octubre del 2009)
4 comentarios:
Pronto le hincaré el diente a tu libro y al de Voltios.
Un abrazo.
Buen preámbulo para introducirnos en tus relatos. Creo que explica a la perfección cómo hay que abrir los ojos y la mente para leerlos y el estado de ánimo que debe tener el lector para saborear cada una de las historias. Felicito a Ana Patricia desde aquí.
Un beso a los dos.
Estoy completamente de acuerdo contigo. Yo me preguntó, ¿qué diferencia hay entre una modelo de pasarela y una prostituta? ¿No venden las dos su cuerpo por dinero? Ah, ya sé, que una sólo deja mirar: "mirar pero no tocar, si quieres más te vas al burdel y que terminen mi trabajo". Cuánta hipocresía.
Saludos.
creo que os lo he dicho todo, pero por si acaso no, TU LIBRO, GROENLANDIA Y ANA PATRI SON LA LECHE.
dicho queda. un abrazo pepe.
Publicar un comentario