lunes, 7 de diciembre de 2009

FRAGMENTOS

De camino a una librería he pasado por delante del clausurado Púb Robinsón. Con el transcurrir de los años y el abandono del local la fachada se ha ido deteriorando. Los dos enormes medallones con forma de monedas que están unidos a la pared a ambos lados de la entrada muestran el paso del tiempo y están cada vez más oxidados. Recuerdo cuando era un niño, yo creía que esas dos monedas inmensas eran de oro macizo por lo mucho que brillaban. No llegaba a entender por qué nadie los robaba.
En cierta ocasión escuché a mis padres decir que andaban mal de dinero y decidí acabar con las penurias llevándome los medallones de oro del Púb Robinsón. Muchas noches me quede dormido mientras planeaba como hacerlo. Que tiempos aquellos. Mi ingenuidad se ha ido deteriorando tanto como lo están hoy esos medallones.

3 comentarios:

sus(ana) dijo...

la ilusiones de un niño solo son equiparables a sus sueños

saludos

Ángel Muñoz dijo...

ilusiones de críos como la tuya por tu libro., me alegra de cuore pepe.

pepe pereza dijo...

Los recuerdo casi siempre vienen velados por un halo de añoranza, normalmente son engañosos.
Ana y Ángel como no me gusta el papel de anfitrión os dejo a vuestro aire, ya sabéis que estáis en vuestra casa.