Pido un café a la camarera. Ella se vuelve hacia la cafetera y aprovecho para darle un libidinoso repaso. Es preciosa. Un anciano que está a mi lado tomando una copa de vino me dice: Si yo tuviera tu edad, ten por seguro que al final del día esa mujer estaría en mis brazos. Le creo. La joven me trae el café. El anciano se dirige a ella y adoptando una pose de galán de la vieja escuela le pregunta: ¿Qué tengo que hacer para que te cases conmigo? La camarera se ruboriza. Antes de que ella pueda contestar él se anticipa y le dice: No me respondas, ya pensaré yo en algo. Dicho esto, deja un billete de cinco euros sobre la barra, señala mi bebida y la suya y se dirige a la salida, no sin antes guiñarme un ojo. La camarera aún ruborizada recoge el billete y se aparta para dejarlo en la caja registradora. Decido lanzarme y cuando vuelve a pasar por mi lado le digo: ¿Te gustaría tomar algo conmigo cuando termines con el trabajo? Me responde que tiene novio y se aleja para atender a un nuevo cliente. Seguro que al anciano le hubiera dicho que sí.
NOVELA: Javier Mateo Hidalgo.
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Para Javier Mateo, amigo
LA luz de la verdad,
lo sanador, la vida
que se ofrece desde el origen
de esta mirada limpia dánd...
Hace 30 minutos
5 comentarios:
HEEERMOSO!!!
Se ha rendido muy pronto. Sólo le ha dicho que tiene novio.
me han gustado un montón de camareras, pero el día que se me ha ocurrido proponerles algo casi siempre se ha estropeado todo, a la defensiva a partir de ese momento
y creo que esperar que me lo propongan ellas es demasiado esperar
¡ojalá!
Pepe, me ha encantado este fragmento!
Un abrazo
Gracias a todos por apoyar la nueva sección de fragmentos.
Abrazo.
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