Una chica me mira con ojos tiernos y me sonríe al pasar a mi lado. Le niego la mirada, razonando que es demasiado joven para mí. Tres pasos y me vuelvo para verla marchar. Ella también se ha girado y al verme mirarla hace ligero amago de pararse. Antes de darle pie a más me giro y sigo mi camino.
Horas más tarde regreso a casa cargado de remordimientos. Pienso que soy un idiota y no consigo arrancarme de la cabeza la sonrisa de la joven.
Horas más tarde regreso a casa cargado de remordimientos. Pienso que soy un idiota y no consigo arrancarme de la cabeza la sonrisa de la joven.
4 comentarios:
cuantas veces no me ha pasado esto pepe.
Nos conformamos con esa sonrisa plantada. Somos idiotas.
Un abrazo
Somos idiotas redomados
un abrazo a los dos.
Pepe. Realmente bueno este fragmento, puedo casi imaginar el aire estanco en ese cruce de miradas.
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